*Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Oviedo
*Máster en Métodos y Técnicas para la Investigación Histórica, Artística y Geográfica; especialidad en Historia del Arte por la Universidad Nacional de Educación a Distancia, UNED

*Doctoranda en Historia del Arte por la Universidad de Oviedo

sábado, 11 de mayo de 2013

A Juana María Gil López

La mercantilización y los diferentes gustos de cada época, hacen que no todo el arte perdure. Sin embargo, la trascendencia de las obras depende del ojo que la mire, así como del corazón que lo aguarde. Esto no sólo ocurre con las obras, sino también con las personas y las ideas, con los conocimientos y con todo lo que nos rodea.

Es el fluir de la vida, el ciclo que se enciende y que se apaga, pero que gracias a nuestra experiencia todo se queda guardado para nosotros. Y es que Aristóteles tenía mucha razón cuando habló de que la mejor manera de conocer es a través de la experiencia. El conocimiento sensible no nos llevará a ninguna parte, tan sólo hará que pasemos por la sala de un museo y observemos las obras de formas superficial. El entendimiento, por otra parte, es la clase más alta de comprensión y de educación de los individuos, pero no lo podemos hacer solos, necesitamos de alguien que nos guíe a través de esta andadura.

Nuestros guías nos llevan, nos enseñan, nos ayudan a este entendimiento duradero. Sin embargo, y aunque a veces nos olvidamos de ellos para poder seguir nuestro propio camino, su recuerdo y su huella siempre estará en cada uno de nosotros. Nuestra capacidad crítica siempre llevará algo de todos y cada uno de los que ayudaron a que pudiéramos ser capaces de elaborarla pos nosotros mísmos. 

Cuando algo trascendente pasa, todos los conocimientos afloran uno a uno. Ahora mismo sólo puedo pensar en la Querella Iconoclasta y la idolatría hacia las imágenes. En las construcciones paleocristianas y bizantinas tan sumamente desarrolladas y estudiadas por Richard Krautheimer, en Diocleciano y su palacio en Split, en sarcófagos paleocristianos, en la Tetraquía, en los primeros cristianos y su forma de expresarse en las catacumbas. Contigo me enamoré del Anástasis del Gólgota en Jerusalén y sus rotondas, de Constantino y su Constantinopla, de Santa Sofía y sus cúpulas imposibles... 

Tantos años se traducen en vivencias y aprendizaje, en comprensión y cariño dentro y fuera de las aulas, acercamientos, distancias, miedos, estudio... logros.

Símbolo paleocristiano de vida eterna


El arte nunca muere, y tu siempre vas a estar con nosotros.

1 comentario:

  1. Bárbara,
    Soy Isabel Ruiz de la Peña. Me gustaría felicitarte por tu preciosas y justas palabras sobre nuestra querida maestra y amiga Juani. A ella le hubieran emocionado como a los que las hemos leido. Aprovecho este medio para ver si puedes contactar conmigo porque estamos organizándole a Juani un homenaje "casero" en la facultad de amigos,compañeros, discípulos y alumnos para principios de julio. Nos gustaría que asistieras. Mi correo es isaruiz@uniovi.es y mi teléfono 985 10 44 93
    Un abrazo y muchas gracias

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